viernes, junio 29, 2007

Rafael Menjivar Ochoa. De la música, el periodismo, el béisbol y el ajedrez a la Literatura.

Rafael Menjivar Ochoa. De la música, el periodismo, el béisbol y el ajedrez a la Literatura.

La que es vuelve,

Diez meses de silencio en este espacio, queriendo entrar al aire y no había modo. Muchas inquietudes y pocas concluidas. Incluso algunos que se sentirán burlados por la promesa de echarse la parrafeada. Todo, espero, llegará a su tiempo, necesito leer o releer de algunos antes de lanzarles las quisicosas.

con vestido nuevo,

Como ven, unos pequeños cambios al formato de esta su casa. Para seguir con el stilus, una fotografía en el encabezado, al igual que en las otras dos bitácoras de este su servidor. Quisiera poner fotografías de los entrevistados/entrevistadores, pero no sé si pudiera cargarse mucho. Además hay algunos que prefieren el anonimato, así que no sería para todos. Por cierto, si alguien sabe de un buen editor de bitácoras: fácil, grátis y compatible con blogger, agradeceré la recomendación.

y con más ganas.

Corre y va de nuez. Espero ir haciendo al menos una entrevista por mes. Ya veremos, dijo el ciego.

Va la choca pa`la rocola

Iniciaremos esta nueva temporada, con Rafael Menjivar Ochoa. Si quieren saber más de Rafael Menjivar Ochoa, pueden acceder a las páginas:

Va la choca pa`la rocola

Iniciaremos esta nueva temporada, con Rafael Menjivar Ochoa. Si quieren saber más de Rafael Menjivar Ochoa, pueden acceder a las páginas:

http://rmenjivar.blogspot.com

http://lamanchaenlapared.blogspot.com


He conocido pocas personas que se divierten con todo lo que hacen, al menos eso es lo que proyecta RMO, aún con las cosas más solemnes presenta atisbos de sonrisas: irónicas, sinceras, infantiles, etc. Al leer esta entrevista, no pude resistir en algunos momentos, recurrir a la imagen de RMO y colocarle un gesto inherente a las frases que podrán ustedes leer. Esto me sucede cuando conozco personalmente a los escritores.

Dejemos a RMO y a las letras hablar por sí solos, démosle paso a la palabra y la pesquisa. La risa y el humor negro/verde/celeste, ustedes elijan.

1. ¿En ocasiones, te refieres a la literatura y a la Literatura, cuál es la diferencia entre ellas?

Es más bien retórica; sólo hay un tipo de literatura, o sea la buena. “La otra” no es literatura, como una mala apendicectomía no es cirugía También, quizá, para identificar la literatura de creación de toda la demás, esto último en plan un tanto prepotente, tengo que admitirlo.

2. ¿Recuerdo haber leído o escuchado, que a los 17 o 18 años tomas la decisión de ser escritor, que implicaba esto en aquel momento y que implica hoy?

Fue a los 16. Y no decidí ser escritor, sino aprender a escribir “cosas”. En ese momento me puse a hacer cuentos, y descubrí que no era lo mío, como no lo era la poesía. A los 17 escribí la primera novela, que obviamente era mala, pero fui haciendo armas. Entre los 21 y los 22 años escribí la primera novela mía que se publicó, Historia del traidor de Nunca Jamás. Corrió con suerte: tuvo un premio latinoamericano, Thierry Davo –ahora mi compañero de muchas batallas, traductor y sobre todo buen amigo– se interesó por ella, la tradujo y se publicó bajo el sello Cénomane, que sigue publicando mis libros.

En realidad me pasé como hasta los 37 o 38 años buscando mi verdadera vocación, porque la literatura era algo natural, tanto que no lo consideraba un oficio, sino... No sé. Algo que hacía. Busqué en la música, el periodismo, el béisbol, el ajedrez... Después de los 40 me di cuenta de que, si había escrito tantas novelas, debía ser novelista. Allí fue cuando decidí seguir siéndolo. Serlo no fue una decisión; fue algo que ocurrió.

3. De vez en cuando la muerte, inicia con una cita de Joan Manuel Serrat. Se que eres músico y tu afición por la melodía. Me nace preguntar entonces ¿si es el sentido poético de la música la que está relacionada con el oficio de escribir o es la armonía y el sonido?

No tengo idea. Para mí la música y la literatura siempre fueron universos diferentes. Vaya: compuse algunas canciones, pero no las veía como “literatura”, sino como cosas harto distintas. Hacer la letra de una canción me cuesta más que escribir una novela; la lógica es diferente. Hacer una melodía, una pieza, como quieras llamarle, es mucho más fácil si no tiene letra.

La literatura y la música son cosas paralelas, me parece. La poesía es lo más cercano que hay a la música, pero no “es” música, sino poesía. Ya que citas a Serrat, si te das cuenta, el valor de su disco con los poemas musicalizados de Miguel Hernández es que nos dio a conocer a Hernández, aplastado por el franquismo. Pero la música no les hace justicia a los poemas; éstos tienen música propia, mucho más poderosa, o al menos diferente, de la que les puso Serrat.

El epígrafe al que te refieres es “De vez en cuando la vida / nos besa en la boca...” Me gustó la idea de parafrasearlo para una novela negra. Fíjate cómo se oye: “De vez en cuando la muerte / nos besa en la boca / y a colores se despliega como un atlas. / Nos pasea por las calles en volantas / y nos sentimos en buenas manos.” El original es muy bello; le cambias una palabra y se convierte en algo bien diferente, e igual de interesante.

En fin, creo que la literatura tiene su propia música, su equivalente a la música. Y la música es el arte originario, primordial. Hasta la pintura viene de allí, supongo.

4. En varias ocasiones hemos hablado de cómo debería impactar un escrito, haciendo comparaciones del sonido que tiene Pink Floyd —por ejemplo— como conjunto y como Roger Waters no suena con la misma fuerza. Si quisiéramos hacer un ejercicio y comparar algunos discos con libros ¿qué se te ocurre?

No mucho, la verdad... Mejor te contesto en general.

Antes de Freak–Out, de Frank Zappa y las Madres de la Invención (que influyó muchísimo para el Sargento Pimienta, según los propios Beatles), los discos tendían a ser una colección de piezas sueltas. A partir de esos discos, muchos buscaron el “disco objeto”, el disco como concepto y como unidad. Igual puede pasar en literatura: una colección de poemas o de cuentos puede ser interesante, pero, si se piensa en el libro como unidad, como objeto, en el que todo esté relacionado de alguna manera, se puede lograr cosas bien interesantes. Pienso en libros como La vuelta al día en ochenta mundos, de Cortázar o, ya en Centroamérica, Olvida uno, de Claudia Hermández: las partes pueden ser buenas, interesantes, lo que quieras, pero el libro te da un plus que no obtienes con la simple suma de las partes. Cuando terminas de leer, te queda algo más, o mucho más, que un montón de textos.

5. En terceras personas, al inicio de la página 12, dice: Los colores dicen más que las caras. Algunas veces he leído en tu blog la reiteración del color de tu computadora personal. ¿Qué tanta importancia tienen los colores en la vida de Rafael y en el trabajo que realiza?

La verdad, ninguno. Lo de mi computadora portátil es una broma un poco estúpida. Hay tres tipos de portátiles: las Vaio, las Vaio verdes y las demás. La mía, obviamente, es una Vaio verde, pero lo mismo podrían decir los que tengan una HP Pavillion o una Mac de las pequeñitas.

En Terceras personas, desde el principio, el personaje empezó a soltar un rollo con los colores que no acabo de entender, aunque lo terminé y publiqué hace más de diez años. Es un rollo muy de él, muy personal.

En general soy aburrido para los colores: me gustan los pantalones azules y las camisas azules, o con algo de azul, y así me visto casi siempre. Digamos que soy mucho más sensible a las texturas y a los sabores. Me encanta comer y, cuando se puede y no está prohibido, tocar.

6. ¿Qué haría Rafael si tuviese acceso a trece vidas más como las del gato del inicio de Trece?

Lo mismo, pero trece veces. Quizá a la cuarta o quinta vez me ahorraría algunas tonterías, para poder hacerlo mejor.

7. Las tendencias ideológicas son altamente variadas, izquierda, derecha, centro —izquierda y derecha—, arriba, abajo, atrás, adelante. ¿Es necesario que un escritor plasme su ideología en su trabajo literario?

No lo creo. Es una opción, supongo. La literatura es literatura. Lo curioso es que en mis libros hay mucho de lo que llaman “denuncia social”, etcétera, pero nadie parece notarlo. O sea que deben estar bien escritos. O todo lo contrario. En todo caso no hay la intención de dar “un mensaje”, sino de contar. Así nomás: contar.

8. ¿Si RMO escribiese un libro epistolar, quién o quienes serían los destinatarios de las epístolas y por qué?

No sé. Tú. Algunos amigos. Eso de andar mandándoles cartas a celebridades lejanas o, peor, muertas, me parece un ejercicio innecesario de vanidad. (Tampoco sé si haya vanidades necesarias, aunque algunas pueden ser terapéuticas.)

Tengo varios libros en los que se recurre al género epistolar, como Terceras personas y TreceTrece es algo así como un “desprendimiento” de Terceras personas–, pero creo que hablas de otra cosa. En mi caso es un recurso literario, no la cosa en sí.

Me carteo mucho con mucha gente, pero no creo que tenga interés más que para ellos y para mí, y sin duda no hay nada como las Cartas a un joven poeta o la gana de publicarlas. En realidad soy bastante simple para eso y para casi todo.

9. ¿Qué priva/prevalece en la creación literaria de RMO?

El trabajo, supongo. Lo demás son temas, personajes, historias, tramas y todo eso.

10. Biobibliografía.

San Salvador, 17 de agosto de 1959. Escritor, periodista y traductor. Me pasé veintitrés años en México, tres en Costa Rica y uno de arriba para abajo. Salí de El Salvador el 5 de enero de 1973 y regresé el 22 de agosto de 1999. Dirijo un proyecto de formación profesional de escritores llamado La Casa del Escritor. Casi todo lo demás podemos negociarlo.

Libros publicados (además de textos en un montón de antologías y revistas):

· Historia del traidor de Nunca Jamás. Novela. Educa, San José, 1985. En 1984 ganó el Premio Unico de Narrativa de la Editorial Universitaria Centroamericana. En 1988, en traducción de Thierry Davo, obtuvo una presea del Centre National des Lettres del Ministerio de Cultura de Francia y fue publicado por la editorial Cenomane, de Le Mans. Existe una traducción al húngaro.

· Algunas de las muertes. Poesía. Editorial Claves Latinoamericanas, México D.F.

· Histoire du Traitre de Jamais Plus. Editorial Cenomane. Le Mans, Francia, 1988. Traducción de Thierry Davo de la novela Historia del traidor...

· Los años marchitos. Novela. Educa, San José, 1990. Este libro obtuvo el Premio Latinoamericano de Novela “Ramón del Valle Inclán” del Instituto de Cooperación Iberoamericana, San José, Costa Rica, 1990.

· Los años marchitos. Novela. Istmo Editores, San Salvador, 1991.

· Terceras personas. Narrativa. Universidad Autónoma Metropolitana, colección Molinos de Viento Nº 96, 1996.

· Los héroes tienen sueño. Dirección de Publicaciones e Impresos del Ministerio de Educación, San Salvador, 1998.

· Un artículo levemente odioso. En Otros Roques. La poética múltiple de Roque Dalton. Rafael Lara Martínez y Dennis Seager, editores. University of the South Press, New Orleáns, 1999.

· Manual del perfecto transa. Editorial Promexa, México, D.F., 1999.

· De vez en cuando la muerte. Dirección de Publicaciones e Impresos, Colección Ficciones, El Salvador, 2002.

· Trece. Novela. Instituto Mexiquense de la Cultura, Toluca, 2003.

· Instructions pour vivre sans peau. Novela. Cénomane, Le Mans, Francia, 2004. Traducción de Thierry Davo.

· Un buen espejo. Novela. Editorial Colibrí, México, 2005.

· Tierces personnes. Narrativa. Cénomane, Le Mans, Francia, 2005. Traducción de Thierry Davo.

· Tiempos de Locura. El Salvador 1979-1980. Ensayo. FLACSO, El Salvador, 2006.

· Cualquier forma de morir. Novela. F&G Editores, Guatemala, 2006.

· Treize. Novela. Cénomane, Le Mans, Francia, 2006. Traducción de Thierry Davo.

· Miroirs. Relato. Cénomane, Le Mans, Francia, 2006. Traducción de Thierry Davo.

11. Pensemos en un mueble aristocrático. Un gavetero lleno de sorpresas para entretener a los niños de la nobleza. Cada gaveta tiene un color, si hacemos una lista de diez colores que estas puedan tener ¿qué se te ocurre que tendrían en su interior?

—Carmesí

Una muñeca de trapo con cara de porcelana.

—Verde

¡Una computadora Vaio!

—Añil

Una camisa de lino, para jugar por la noche.

—Ocre

Otra camisa, pero de algodón, para jugar por el día.

—Marrón

Un cuaderno de papel de algodón empastado en piel.

—Azabache

Nada. Lo reservaría para poner algo importante, que quizá no llegue.

—Naranja

Plumas fuente, tintas, lápices, pinceles.

—Violáceo

Pelotas de madera de colores tenues y secos.

No creo que un niño de la nobleza se pueda entretener mucho con eso, pero a mí me hubiera hecho feliz.